En el mes de octubre anduve buscando aquí en Cd Victoria un carro usado para comprar. Así que tuve muchas conversaciones con amigos y conocidos sobre el mercado de carros usados. Fui a los tianguis, conocí a varias personas que se dedican a comprar y vender, etc. y no me decidía sobre ninguno de los automóviles que vi y probé. Al final compré un Ford K que vendía una abogada, única dueña, que lo había recibido de su papá como regalo de bodas. (Conversamos con ella y su marido y los interrogamos sobre el auto y sentimos que nos estaban diciendo toda la verdad.)
¿Cómo fue que decidí comprarlo? ¿Con base en qué información? Bueno, aquí el problema no era si el coche parecía bueno, ni si funcionaba bien durante la prueba de manejo. La cuestión es más bien una percepción subjetiva sobre la honestidad de la persona que vendía el auto. Creo, entonces, que la decisión se toma con base en la confianza producida por ciertas señales que observamos en el contexto de la compra-venta.
Un ejemplo de una señal negativa. Estuvimos a punto de comprar un Altima nacionalizado pero, al tiempo de ver la factura, mi hijo (quien era el destinatario de la compra) notó que estaba a nombre de una aseguradora americana. Dejamos en suspenso el trato hasta que averiguamos el significado de eso: si está a nombre de una aseguradora es porque ésta lo pagó como pérdida total a su anterior propietario --y las razones de esa decisión tienen que ser de peso.
Una advertencia de un amigo sobre comprar un auto en el tianguis resume la cuestión del mercado de autos usados. Ante mi pregunta de cómo saber si el auto que compras en el tianguis es bueno, Lalo me respondió: no hay forma; en el tianguis tú vas y compras el carro... y compras todo el problema. (Con "bueno" se entiende que parece bueno y que realmente lo es --en contraste con uno que parece bueno pero sufre una falla mayor después de que lo compras.)
¿Qué tenemos aquí? Tenemos
- un mercado no regulado (no hay garantía de nada),
- incertidumbre sobre la calidad del producto,
- la calidad del producto no es reconocible a simple vista,
- un comprador que desconfía y busca señales sobre la calidad del producto,
- un vendedor que sí conoce la calidad del producto y probablemente mienta sobre ella
Esta situación es típica en transacciones de compra-venta (y afines) y está documentado teóricamente en la literatura económica. George A. Akerlof, Nobel 2001 en economía, planteó el modelo matemático del mercado de autos usados en su ensayo de 1970 denominado The Market for "Lemons": Quality Uncertainty and the Market Mechanism.
Como su nombre sugiere, el ensayo de Akerlof analiza situaciones de mercado en las cuales la calidad del producto es incierta. El mercado de autos usados lo eligió Akerlof por razones didácticas y no porque realmente sea muy importante. Pero es el caso que representa a toda una clase de situaciones en las cuales el vendedor tiene información privilegiada sobre el producto, mientras que el comprador solamente puede basarse en ciertas señales del contexto y en estadísticas sobre la calidad promedio del producto.
Uno de los efectos que menciona Akerlof de esta situación de mercado no regulada es una distorsión del mercado en la que los buenos carros ya no se venden --al ser desplazados por los defectuosos (ley de Gresham). La lógica de esa distorsión puede percibirse con el siguiente ejemplo muy esquemático:
Una empresa de venta de autos usados tiene su sala de exhibición llena de autos usados. El comprador potencial razona que en ausencia de información la mitad de los autos son buenos (digamos que su precio real es 100) y la otra mitad defectuosos (con precio real de 20). Así que el comprador no está dispuesto a pagar más de 60=(.5)(100)+(.5)(20) (= el valor esperado) por un auto. Pero en ese caso, el vendedor le perdería 40 en la venta de un carro bueno. Por tanto, le conviene vender solamente autos defectuosos. Ahora bien, si los compradores preven (o "malician") esta posibilidad del vendedor, entonces pueden conjeturar que todos los autos en la sala son defectuosos y actualizar, en consecuencia, el valor esperado de los autos: no están dispuestos a pagar más de 20 por un auto. El resultado es un mercado en el que se venden solamente carros defectuosos.
El modelo de Akerlof incorpora variables no necesariamente económicas de la conducta humana. En particular, supone que hay incentivos económicos para mentir o, por lo menos, para no decir toda la verdad. Y el reconocimiento de que la información del consumidor es incompleta, que hay una asimetría informacional entre vendedor y comprador.
Dice Akerlof:
La presencia en el mercado de personas que están deseando ofrecer productos inferiores, tiende a eliminar el mercado --como en el caso de los autos usados defectuosos ("lemons"). Es esta posibilidad la que representa el mayor costo de la deshonestidad --porque las transacciones deshonestas tienden a sacar del mercado a las honestas.
¿Cómo se le llama a la transgresión voluntaria de normas o preceptos? Bueno, al transgresor se le llama funcionario (o líder) corrupto en la administración pública, infractor en la terminología legal, y pecador en el lenguaje religioso. Y, como se sabe, todos somos pecadores. (Todo mundo miente. Es el lema popularizado por el personaje de la serie Dr.House. Y se podría agregar: especialmente si obtiene un benefico al hacerlo.)
La situación de mercado que describe Akerlof en su ensayo se manifiesta en otros casos muy concretos:
- comprador-vendedor,
- padre de familia-escuela,
- aseguradora-solicitante de seguro,
- cliente-taller,
- paciente-médico,
- empleador-solicitante de empleo
Para evitar la distorsión del mercado descrita por Akerlof se han ideado mecanismos de señalización y regulaciones estatales --y certificaciones de la calidad. Pero, si esas regulaciones y esas certificaciones son humanas (como lo son), entonces ellas mismas están sujetas al mismo riesgo de caer en la tentación de conductas deshonestas.
Pongamos por caso la educación mexicana: si los mecanismos de señalización, regulación y certificación fallan (como lo han hecho), entonces todo mundo está perdido --aunque eso lo descubra el egresado universitario ingenuo después de años obtener su licenciatura...
Aclaremos que, en el mercado educativo, los lemons de Akerlof son las escuelas patito. Pero aquí se voltean las tornas. Pues se puede conjeturar que las escuelas patito son las preferidas de un 80 porciento de los estudiantes (dado que el gasto de energía cerebral es menor y de cualquier manera resultan en un papel de certificación --"son más flexibles" dicen). Y, dentro de un cierto rango, su colegiatura no es importante. (El estudiante promedio no está dispuesto a hacer más tareas que las de copy and paste.)
Las escuelas no patito, entonces, ven que su demanda está a la baja y tienden en consecuencia a convertirse en patito --para permanecer en el mercado. El resultado es un mercado educacional en el que todas las escuelas son patito. Es decir, las escuelas de calidad desaparecen del mercado educativo.
Los saluda
jmd
PD: Hay una anécdota que le gusta contar a uno de mis compañeros profesores y que es ilustrativa de la calidad patito de las escuelas. Sucedió a los pocos años de casado cuando su esposa decidió hacer una maestría en matemáticas en la normal superior local. Al primer día de clase su esposa regresó muy asustada: "¡Mira Ramón el programa de algebra abstracta! ¡Yo no voy a poder con eso!... conjuntos, grupos, anillos..." Ramón la tranquilizó apelando a su información privilegiada (pues había sido profesor en esa maestría). Le dijo: "no te preocupes, el profesor tampoco sabe eso... se va a quedar en unión e intersección de conjuntos y se acabó el semestre..."
PD2: Por supuesto que existen estudiantes con un alto nivel de aspiración y prefieren una educación "de marca" (para la licenciatura en matemáticas serían la Facultad de Ciencias de la UNAM y la Facultad de Matemáticas de la Universidad de Guanajuato (en simbiosis con el CIMAT). Pero, desde el punto de vista económico esa demanda de educación de calidad es mínima y puede ignorarse.
Adjunto | Descripción | Tamaño | |
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themarketforlemons.pdf | Ensayo de Akerlof sobre mercados con información asimétrica | 400.11 KB |