De vez en cuando se encuentra uno con verdaderos talentos adolescentes dentro del campo de las matemáticas escolares.
Se puede decir que todos los adolescentes son iguales (tienen las mismas capacidades intelectuales). Sólo que "algunos son más iguales que otros" (para usar la famosa frase de George Orwell en la novela satírica denominada Rebelión en la Granja --Animal Farm).
Sacnicté: veni, vidi, vici
Sacnicté, la niña del COBAT 06 (de Ocampo), quien resolvió correctamente tres de los 4 problemas del concurso estatal de la OMM Tamaulipas 2012, es igual que todos los 102 participantes en ese concurso... sólo que es un poquito más igual que ellos.
Después del concurso y después de que el jurado (yo fui uno de sus miembros) entregó el acta, le pedí al delegado me prestara los 10 exámenes de más alto puntaje --para verlos con más detenimiento en mi casa.
Así que al otro día tomé el más alto (21 puntos) y lo revisé con calma, pues me había dejado intrigado su desempeño: recién llegada a la olimpiada, en primer semestre de bachillerato, y de Ocampo. Y ¿qué encontré? Encontré que en dos hojas resolvió correctamente los primeros tres problemas. Encontré un razonamiento breve y claro.
En resumen, una jovencita de 16 años y de zona rural llegó por primera vez a la olimpiada y venció a los veteranos (quienes repiten en el concurso). Una hazaña extraordinaria, pues el tipo de problemas de concurso usualmente no se abordan en el aula de las matemáticas escolares.
Están en el programa... pero en el aula no...
Usualmente no se abordan, pero los temas correspondientes sí que están contemplados en los programas. (Un ejemplo: homotecia, un tema avanzado de geometría, está en el programa de secundaria... solamente que el libro de texto le dedica una sola página.)
Factorizar una cuadrática es tema obligado en secundaria. Así que el problema 1 ("Factorizar la ecuación cuadrática 2011x2+2012x+1=0") debería ser de rutina para un alumno que ha hecho todas las tareas... dentro de una institución que valorara adecuadamente la educación que debería ser impartida a sus alumnos (y ello pasa por un director sensible a las buenas prácticas educativas...).
También el problema de geometría debería estar al alcance de cualquier alumno de secundaria, pues los conocimientos necesarios para resolverlo están en los programas de secundaria (congruencia y semejanza de triángulos).
Y el de números ("Encontrar todos los números de tres dígitos abc que satisfacen la ecuación 49a+7b+c=216.") requiere solamente el concepto de divisibilidad y el de sistema decimal de representación, ambos dentro de los programas escolares de secundaria.
Hay una excepción: el de combinatoria sí que está fuera del alcance de un alumno sin entrenamiento especial para las matemáticas de concurso (Demostrar que en un conjunto de n enteros positivos siempre hay un subconjunto cuyos elementos suman un múltiplo de n).
Y ello porque es relativamente abstracto y porque requiere del concepto o técnica de resolución de problemas denominado principio de las pichoneras (o del palomar o de las casillas), un principio que solamente conocen quienes han recibido un entrenamiento en resolución de problemas de olimpiada. (Y éste es el único de los cuatro del concurso estatal que no resolvió Sacnicté.)
Desamparo institucional de los campeones
Cuando ví el examen de Sacnicté un día después del evento, decía, me dije (un poco recordando la famosa frase que la gente decía del Mío Cid): ¡Oh, Dios mío qué buena alumna! ¿y tendrá buen director? (La frase del Mío Cid dice: "¡Oh, Dios mío qué buen vasallo, si tuviese buen Señor".)
Como se sabe, actualmente al igual que en los tiempos de Rodrigo Díaz de Vivar (el vasallo desterrado), todos o casi todos estamos insertos en instituciones y dependemos de ellas para desarrollar nuestras potencialidades, nuestros proyectos, etc. Sacnicté pertenece al COBAT 6, yo pertenezco a la UAMCEH-UAT.
Pero la institución a la que pertenecemos puede apoyar u obstaculizar nuestros proyectos, nuestras potencialidades, nuestras competencias (o bien ser indiferente a ellas). E incluso puede expulsarnos (el Mío Cid fue desterrado por su Rey).
Así, la frase del Mío Cid alude a una situación en que el personaje es extraordinario en su arte (en el Cid Campeador era la guerra), sólo que, por azares del destino, no cuenta con ninguna bandera, con ninguna institución que lo apoye.
Es decir, ha quedado en una situación de desamparo. Fue en este sentido que me hacía la pregunta sobre el director de Sacnicté.
Pero a pesar de ello...
Una de las cosas buenas de las olimpiadas es que hacen aflorar las potencialidades del ser humano como especie, representadas en la persona del campeón.
Es decir, permite que los mejores emerjan, que los mejores adquieran visibilidad. Y esa emergencia y esa visibilidad es un recordatorio para el resto de qué es lo que los humanos podemos hacer.
En el campeón se muestran (se exhiben) esas fortalezas del ser humano y nos maravillamos. El campeón es un ejemplo para la juventud. Para eso están las competencias deportivas y se esperaría que las instituciones las apoyen, que faciliten a los jóvenes su participación.
Pero en México lo usual es que el campeón sea campéon a pesar de (y no gracias a) la institución a que pertenece (ni bueno ni malo, es solamente un hecho de la vida mexicana).
El campeón es extraordinario en su arte pero, como el Mío Cid, está en una situación de desamparo. Demostración: ¿por qué el proceso de selección de la OMM Tamaulipas inicia --tarde pero sin sueño-- dos meses antes del concurso nacional?
Los saluda
jmd
PD:
Este viernes que pasó (día de la raza), en una conversación con la asesora de Sacnicté --quien la trajo a la UAMCEH-UAT a su primer entrenamiento--, me enteré del apoyo decidido del director del COBAT 6 a Sacnicté (y a su asesora).
Algo inusual en nuestro sistema educativo tamaulipeco: un director que se interesa realmente por la educación de sus alumnos. Porque lo usual es un manejo político y de relumbrón de la educación media superior.
Un botón de muestra: COBAT es el único sistema cuyos alumnos tienen más de ocho como promedio. ¿Cómo le hace? ¿Su educación es de más calidad que la del resto de los bachilleratos? No. La explicación es que --por decreto-- la mínima calificación aprobatoria es de 8. (¡México! ¡México!)