En este fin de 2014 en que la Academia de Ciencias sueca otorgó el premio Nobel de economía a Jean Tirole, puede que sea de alguna utilidad comentar sobre su enfoque (la Teoría de la Agencia) al analizar los mercados y su regulación. (Añado una discusión sobre la situación de la educación superior vista desde la perspectiva de esta importante teoría.)
Sobre la Teoría de la Agencia y el riesgo moral
En Teoría de la Agencia, el riesgo moral ocurre cuando una de las partes (el agente) en un contrato tiene más información que la otra (el principal), y ésta es la que asume las consecuencias adversas de los actos del agente. Es decir, cuando el agente tiene incentivos para eludir el esfuerzo y/o para conducirse de manera irresponsable (los platos rotos los paga el principal). Parecería que esta situación solamente incluye la relación empleado-patrón pero es también común en la relación administrador-propietario.
En particular, el riesgo moral surge en la delegación de responsabilidades (problema principal-agente) cuando el agente actúa en nombre de la otra parte denominada el principal. Y esto porque el agente tiene usualmente más información acerca de sus propias acciones que la que podría obtener el principal --pues éste no puede monitorear totalmente al agente. A esta situación de le llama información asimétrica.
Una forma de disminuir los efectos adversos del riesgo moral son los supervisores y capataces (su antiguedad demuestra la persistencia del fenómeno en la historia de la humanidad). Otra más reciente son las distintas formas de ligar la lealtad del agente hacia el principal. Por ejemplo los sistemas de incentivos (transparencia en la promoción interna, complementos salariales, etc.).
El término surgió en el negocio de las aseguradoras: puesto que la aseguradora paga, el asegurado puede conducir su auto de manera peligrosa. Otro ejemplo ocurre en los servicios de salud: puesto que el paciente no tiene que pagar esos servicios, tiene por ello un incentivo para solicitar servicios de salud más costosos, es decir, tiene un incentivo para consumir en exceso. (El ejemplo se puede generalizar al caso en que el consumidor de un producto costoso no tiene que pagarlo.)
Riesgo moral en educación superior en México
En educación, se puede modelar de esta forma la relación profesor-alumno y el trabajo en equipo (muy en boga desde hace varias décadas). (Y, bueno, también la relación director-profesores, un caso especial de la relación administrador-administrados.)
Como se sabe, en la didáctica de la escuela francesa, la devolución es el momento en que el profesor --al asignar una actividad al grupo mediante una consigna-- está devolviendo a sus alumnos la responsabilidad de su propio aprendizaje. En este caso el profesor es el principal (asume las consecuencias adversas de las acciones de sus alumnos) y el alumno es el agente (tiene incentivos para conducirse de manera irresponsable).
De la misma manera, el miembro del equipo es el agente y tiene incentivos para eludir el esfuerzo pues quien asume la mayor parte de la responsabilidad es el equipo (el principal).
(Y, bueno, no está de más recordar que los vicios de responsabilidad en que incurren los agentes son un caso particular de la ley de Murphy: todo lo que poede fallar, fallará.)
Es parte de la naturaleza humana la tendencia a conducirse de manera oportunista, lo cual es un efecto de la racionalidad humana. "Cada quien reza para su santo" dice el refrán. Y si el agente ve que puede realizar una acción para lograr sus propios objetivos entonces puede caer en la tentación y realizarla --a pesar de que vaya en detrimento de los objetivos del principal.
Colusión de agentes en el sistema escuela
Hay que decir, sin embargo, que en la relación profesor-alumno cualquiera de las partes puede ser conceptualizada como agente, siendo la otra el principal.
Pues, el profesor puede tener el objetivo de maximizar su tiempo de ocio y, en su consecuencia, puede caer en la tentación de evaluar el desempeño de sus alumnos mediante exámenes fáciles de calificar, por ejemplo. (Y, para evitar conflictos con sus alumnos, le baja el nivel de exigencia. Con el previsible resultado de calificaciones infladas --y una formación inferior de los estudiantes.)
Por otro lado, si conceptuamos al estudiante como agente, también ellos pueden caer en la tentación de minimizar el tiempo destinado al estudio. Sus acciones entonces estarán destinadas a presionar al profesor para que le baje al lnivel de exigencia. (Por ejemplo, bajo la amenaza latente de quejarse con la administración.)
Me apresuro a aclarar que el agente no es totalmente racional. Pues el profesor que busca maximizar su tiempo de ocio no puede ver que en un futuro sus conocimientos se tornarán obsoletos. Y el estudiante que busca minimizar su tiempo destinado al estudio no ve que esa práctica le cobrará la factura en el momento en que esté buscando un empleo.
Y si ahora consideramos el caso --en mi opinión dominante-- de que tanto los estudiantes que buscan minimizar el tiempo dedicado al estudio como los profesores buscando maximizar su tiempo de ocio se acomodan perfectamente como un solo agente, entonces lo que tenemos es una alianza perversa que defrauda los objetivos declarados de la educación superior. Es decir, se establece una economía de toma y daca en la que tanto profesores como alumnos salen beneficiados --por lo menos en el corto plazo-- pero a costa de la calidad educativa.
Pero la situación es todavía peor: Si, como suele suceder, los administradores ven en el estudiante a un cliente, entonces existe la tendencia a otorgarle un trato preferencial ("al cliente lo que pida"). Estamos entonces en la lamentable situación en que todo el sistema escuela está coludida para defraudar esos objetivos declarados de la educación en México. Y lo peor es que esa situación tiende a permanecer vigente --pues a todas las partes les conviene que permanezca así.
Epílogo
Digamos, para finalizar, que la Teoría de la Agencia es una teoría políticamente incorrecta. Pues supone que el ser humano, como consecuencia de su racionalidad, tiende a perseguir sus propios objetivos en detrimento de los que le fueron confiados por el principal mediante un contrato.
Y se puede decir más: la teoría de la agencia supone que el ser humano es un perverso en latencia. Pero eso mismo es lo que supone la Iglesia Católica.
Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana está principalmente inclinada. (Tomás de Aquino dixit)
(Recordemos que los pecados capitales son 7: soberbia, avaricia, envidia, ira, lujuria, gula, pereza.)
Los saluda
jmd
Me preguntan si esta